jueves, 18 de septiembre de 2014

CIEN GOLPES
Había recuperado una gran parte visual de mis recuerdos, surgidos estos, de entre “una” de esas escapadas a las montañas, tan frecuentes en días de décadas pasadas. Los momentos se hicieron presentes (a través de las foto), gracias a Juan Carlos Jacky, quien me las envío, y fuera  compañero en esa: la expedición del CABA, en busca de las “Cascadas Escondidas”.  Retratadas estaban las escenas precisas. Testimonio origen de esta declaración.
Las fotos que yo había capturado, en esa aventura, me habían sido arrebatadas, arrastradas por la corriente, en un intento personal por  vadear un arroyo. Aquel, que en la ida resultaba un arroyo, y  el cual  tras largos días de lluvia, se había convertido en un fuerte rápido. La profundidad del mismo (con su fuerza), había llegado hasta la altura de mi cintura... La experiencia que otros, siempre nos han aportan mediante sus experiencias transmitidas en sus vivencias, sean orales o escritas, complementarias con  las normas de seguridad que siempre se habíamos mantenido; Impidieron  que tuviera un final, mi final. Las cuerdas de seguridad, dispuestas en “V”, se tensionaron al máximo, para luego, con la tracción ejercida sobre una, pudiese alcanzar la segura orilla.  Nuestros recuerdos, de una aún,  antigua historia sobre una expedición, en los arroyos serpenteantes próximos al Fitz Roy, en Hielo Continental, Patagonia. Sirvió y mucho. En esa ocasión, solo se contó con una cuerda de seguridad amarrada a la cintura,  y ese fue el  fin mortal. Al intentar recuperarlo, siendo arrastrado por las aguas, su cabeza se hundió, más aún en la corriente, y se ahogo.
Mojado, me quedaba con frío, pero con vida.
Los días acumulados de fatigas y complicaciones climatológicas se hacían sentir. La poca o casi inexistente alimentación con la que contábamos tras tantos días de marcha era prácticamente nula. Frente a nosotros, separados por el bravo arroyo, se encontraba la posibilidad de acceder al campamento base inicial y en él, con el resto de provisiones de reserva para  la proyectada escalada al cerro Torrecillas.
Bajo la lluvia, rodeados en la bien llamada selva Valdiviana, con  escasa visibilidad, por una niebla que oscurecía  aún más los  cañaverales entre altos árboles, entremezclándose  todo con la baja y confusa vegetación. Los cinco, éramos muy consientes de nuestro próximo límite al  agotamiento total.
En la otra margen la esperanza segura de víveres, en está  nada.
Decidimos dividirnos en dos grupos. Realizar dos intentos diferentes para alcanzar la ansiada  orilla opuesta.
Un grupo, compuesto por: Julián, Jacky y Eduardo, con el propósito de  construir una balsa, con restos de troncos. Una vez concluida  la balsa, asegurar la misma mediante una de las cuerdas de escalada a un árbol. Dos, serían quienes subirían a la misma. Dejarla flotar entre los rápidos, donde la situación más difícil se plantearía en los remolinos formados por el encuentro de los dos arroyos que confluían al Lago Menéndez(Brazo Oeste).
El otro grupo: Pàblo y yo (Jorge), intentaríamos arroyo arriba. En  una parte donde el mismo arroyo semejaba dar la impresión de bajar más tranquilas sus aguas En ese lugar, nos proponíamos talar un árbol que pudiésemos utilizarlo de puente de paso, entre márgenes, al caer  abatido, uniendo ambas orillas. Nuestros medios: uno de los machetes con cruceta, y una de las piedras de afilar que portábamos en esos años de 1975.
Habíamos seleccionado el árbol junto a la orilla. Golpe a golpe, 100 golpes continuados por parte de cada uno, y comenzamos a machetear un árbol. Tac-tac-tac-tac-tac…
100 golpes que repercutían en el brazo al tiempo que en el duro árbol. Cien duros golpes y otros cien y otros cien y otros cien… el tiempo de re-componerse era escaso, agua nos sobraba por todos lados, en tanto que unos cinco o seis caramelos “Sugus”, eran todo lo que disponíamos para compartir y  reponer alguna caloría.
Quien mejor afilaba el machete era Pablo, así que tenía una tarea adicional.
Cien golpes que templan, como templan cien pasos en la nieve, en portear equipo, en caminatas con pendientes, en situaciones de montaña, carreras, náutica, en unas palabras, en la forma de afrontar un espacio de tiempo y resolución.
Un ritmo, una métrica, un método, un puedo y llego, para luego poner a cero el contador y comenzar otra vez, continuar. Mente-Voluntad-Cuerpo, responden como un único estado.
Todo aquel que llegó a leer hasta esta línea y practica algún deporte, alguna técnica física o mental, sabe lo que intento expresar. Sabe por conocimiento propio. Elaborar la perseverancia en la concentración y ser trasladada a la acción o a la inacción.
Esos cien golpes se presentaron en mi vida, educándome.
Los cien golpes  talaron un árbol, de  respetable envergadura, y tal como cayó, ante nuestra sorpresa, fue arrastrado por la corriente, como si fuera un mondadientes, un palillo para los dientes. Tal era la fuerza. Tal nuestros incrédulos y agotados rostros.
Regresamos con el  resto del grupo.
La precaria balsa construida, se finalizó, con dos tripulantes se introdujo en  el arroyo, pocos segundos después estaba ya entre los rápidos y remolinos. Aferraros, semi-sumergidos con los leños y la cuerda de seguridad resistió. Por unos eternos instantes, todos, contuvimos el aliento, instantes eternos, en los cuales la vida de tus compañeros pende de un sutil hilo. Julian y Jacky alcanzaron la orilla,  la cuerda, y la voluntad, “resistieron”. Los obstáculos aún continuarían…
Las experiencias recogidas se ampliarían para todos en el futuro.
Habíamos coincido los cinco en una expedición, habíamos previsto muchas cosas (Con la documentación histórica disponible), para que aprendiéramos de ellas. Teníamos experiencia y entrenamientos.  No obstante, los imprevistos, suelen ocurrir en mayor o menor medida.
 ¿Cuáles eran las razones  que nos habían impulsado a vivir esas experiencias?
 Algunos podrían decir: otra experiencia temporal deportiva, un periodo de curiosidad por lo desconocido o tantas y tantas motivaciones más. Estarán siempre aquellos otros, que en ellas descubren una forma de vida, fruto de lo  pasado y vivenciado. Alimento, para el resto de sus días.
Se dice que las experiencias están ahí. Solo queda recogerlas. Solo visibles para aquellos que opten por la observación. Transitando por la vida.
En mi caso, las cumbres se sucedieron, junto con los entrenamientos, montañas, mares, cielos, carreteras, etc. Con  formas nunca impuestas, ni forzadas, sí, integradas, respetadas, comulgadas. Formas que pasaron a formar una  parte de mí, como individuo personal y social.
Las experiencias de los veteranos se funden muchas veces con las sorpresas del iniciado, en la admiración y el respeto por lo concientizado, eso es lo que les identifica y une.
Un iniciado puede ser un veterano, en el  tiempo.
Lo que no ha de faltarle es: vocación, tenacidad, perseverancia, firmeza, cordura, pasión y unas buenas partes de buena estrella, en su objetivo. El principiante puede conseguir metas externas pero en un cierto momento, comprenderá, que sus mayores logros serán sus metas internas y eso se llama veteranía, transformándose en  una forma de  existencia.
Hoy desde esas fotos, han pasado 39 años de mi vida. Muchas veces 100x100x100…
Viví su escuela, educación, enseñanza “aprendida”. Con menor o mayor acierto aplicada.
Incomprendida o comprendida, en sus manifestadas expresiones.
El relato general de esos días quedo en los cuadernos personales, en los depositados en el Centro Andino Buenos Aires, Parques Nacionales, Centro de Investigaciones Universidad de la Plata en donde se acompañaban con las muestras sistemáticamente recogidas, de donde surgieron descubrimientos de  tecamebianos no clasificados hasta ese momento (También era clasificada como una expedición científica). Hasta una revista de montaña detallo esos días y de los que nos aventuramos en esas tierras, fue el:”Centro Cultural Argentino de Montaña”- Octubre2013-Exploración a las Cascadas Escondidas La aventura de expedicionarios en los años 1974-1975(culturademontania.com.ar).
Sé que hubo un antes y un después, para siempre, en mi.
Quien pretenda solo conquistar montañas y océanos se habrá olvidado que solo les ha sido permitido transitar por ellos. Nuestros tiempos son ínfimos, comparados con los suyos. Poco habrá aprendido, quien pretenda conquistar sin saberse conquistado, poco habrá logrado. Claro que esa es solo mi personal opinión.
Una foto de cien golpes me recuerda donde bebí, en un ojo de un manantial inagotable, un elixir eterno.
Texto FB

CIEN GOLPES



Había recuperado una gran parte visual de mis recuerdos, surgidos estos, de entre “una” de esas escapadas a las montañas, tan frecuentes en días de décadas pasadas. Los

momentos se hicieron presentes (a través de las foto), gracias a Juan Carlos Jacky,

quien me las envío, y fuera  compañero en esa: la expedición del CABA, en busca de las “Cascadas Escondidas”.  Retratadas estaban las escenas precisas. Testimonio origen de esta declaración.


Las fotos que yo había capturado, en esa aventura, me habían sido arrebatadas, arrastradas por la corriente, en un intento personal por  vadear un arroyo. Aquel, que en la ida resultaba un arroyo, y  el cual  tras largos días de lluvia, se había convertido en un fuerte rápido. La profundidad del mismo (con su fuerza), había llegado hasta la altura de mi cintura...

La experiencia que otros, siempre, nos han aportado, transmitidas en sus vivencias, sean orales o escritas, complementarias con  las normas de seguridad que siempre se habíamos mantenido; Impidieron  que tuviera un final, mi final. Las cuerdas de seguridad, dispuestas en “V”, se tensionaron al máximo, para luego, con la tracción ejercida sobre una, pudiese alcanzar la segura orilla.  Nuestros recuerdos, de una aún,  antigua historia sobre una expedición, en los arroyos serpenteantes próximos al Fitz Roy, en Hielo Continental, Patagonia. Sirvió y mucho. En esa ocasión, solo se contó con una cuerda de seguridad amarrada a la cintura,  y ese fue el  fin mortal. Al intentar recuperarlo, siendo arrastrado por las aguas, su cabeza se hundió, más aún en la corriente, y se ahogo.


Mojado, me quedaba con frío, pero con vida.
  
Los días acumulados de fatigas y complicaciones climatológicas se hacían sentir. La poca o casi inexistente alimentación con la que contábamos tras tantos días de marcha era prácticamente nula.

Frente a nosotros, separados por el bravo arroyo, se encontraba la posibilidad de acceder al campamento base inicial y en él, con el resto de provisiones de reserva para  la proyectada escalada al cerro Torrecillas.


Bajo la lluvia, rodeados en la bien llamada selva Valdiviana, con  escasa visibilidad, por una niebla que oscurecía  aún más los  cañaverales entre altos árboles, entremezclándose  todo con la baja y confusa vegetación. Los cinco, éramos muy consientes de nuestro próximo límite al  agotamiento total.
  

En la otra margen la esperanza segura de víveres, en esta, nada.


Decidimos dividirnos en dos grupos.

Realizar dos intentos diferentes para alcanzar la ansiada  orilla opuesta. 

Un grupo de Tres , compuesto por: Julián, Jacky y Eduardo, con el propósito de  construir una balsa, con restos de troncos. Una vez concluida  la balsa, asegurar la misma mediante una de las cuerdas de escalada a un árbol. Dos, serían quienes subirían a la misma. Dejarla flotar entre los rápidos, donde la situación más difícil se plantearía en los remolinos formados por el encuentro de los dos arroyos que confluían al Lago Menéndez(Brazo Oeste). 

El otro grupo: Pàblo y yo (Jorge), intentaríamos arroyo arriba. En  una parte donde el mismo arroyo semejaba dar la impresión de bajar más tranquilas sus aguas En ese lugar, nos proponíamos talar un árbol que pudiésemos utilizarlo de puente de paso, entre márgenes, al caer  abatido, uniendo ambas orillas.

Nuestros medios: uno de los machetes con cruceta, y una de las piedras de afilar que portábamos en esos años de 1975.


Habíamos seleccionado el árbol junto a la orilla. Golpe a golpe, 100 golpes continuados por parte de cada uno, y comenzamos a machetear un árbol. Tac-tac-tac-tac-tac…


100 golpes que repercutían en el brazo al tiempo que en el duro árbol. Cien duros golpes y

otros cien y otros cien y otros cien… el tiempo de re-componerse era escaso, agua nos sobraba por todos lados, en tanto que unos cinco o seis caramelos “Sugus”, eran todo lo que disponíamos para compartir y  reponer alguna caloría.



Quien mejor afilaba el machete era Pablo, así que tenía una tarea adicional.
  
Cien golpes que templan, como templan cien pasos en la nieve, en portear equipo, en caminatas con pendientes, en situaciones de montaña, carreras, náutica, en unas palabras, en la forma de afrontar un espacio de tiempo y resolución. 

Un ritmo, una métrica, un método, un puedo y llego, para luego poner a cero el contador y comenzar otra vez, continuar. Mente-Voluntad-Cuerpo, responden como un único estado.
  
Todo aquel que llegó a leer hasta esta línea y practica algún deporte, alguna técnica física o mental, sabe lo que intento expresar. Sabe por conocimiento propio. Elaborar la perseverancia en la concentración y ser trasladada a la acción o a la inacción.
  
Esos cien golpes se presentaron en mi vida, educándome.
  
Los cien golpes  talaron un árbol, de  respetable envergadura, y tal como cayó, ante nuestra sorpresa, fue arrastrado por la corriente, como si fuera un mondadientes, un palillo para los dientes. Tal era la fuerza. Tal nuestros incrédulos y agotados rostros.
  
Regresamos con el  resto del grupo. 

La precaria balsa construida, se finalizó, con dos tripulantes se introdujo en  el arroyo, pocos segundos después estaba ya entre los rápidos y remolinos. Aferraros, semi-sumergidos con los leños y la cuerda de seguridad resistió. Por unos eternos instantes, todos, contuvimos el aliento, instantes eternos, en los cuales la vida de tus compañeros pende de un sutil hilo. Julian y Jacky alcanzaron la orilla,  la cuerda, y la voluntad, “resistieron”.

Los obstáculos aún continuarían… 

Las experiencias recogidas se ampliarían para todos en el futuro.
  
Habíamos coincido los cinco en una expedición, habíamos previsto muchas cosas (Con la documentación histórica disponible), para que aprendiéramos de ellas. Teníamos experiencia y entrenamientos.  No obstante, los imprevistos, suelen ocurrir en mayor o menor medida. 

 ¿Cuáles eran las razones  que nos habían impulsado a vivir esas experiencias?
  
 Algunos podrían decir: otra experiencia temporal deportiva, un periodo de curiosidad por lo desconocido o tantas y tantas motivaciones más. Estarán siempre aquellos otros, que en ellas descubren una forma de vida, fruto de lo  pasado y vivenciado. Alimento, para el resto de sus días. 

Se dice que las experiencias están ahí. Solo queda recogerlas. 
Solo visibles para aquellos que opten por la observación. Transitando por la vida.

En mi caso, las cumbres se sucedieron, junto con los entrenamientos, montañas, mares, cielos, carreteras, etc. Con  formas nunca impuestas, ni forzadas, sí, integradas, respetadas, comulgadas.

Formas que pasaron a formar una  parte de mí, como individuo personal y social. 

Las experiencias de los veteranos se funden muchas veces con las sorpresas del iniciado, en la admiración y el respeto por lo concientizado, eso es lo que les identifica y une. 

Un iniciado puede ser un veterano, en el  tiempo. 

Lo que no ha de faltarle es: vocación, tenacidad, perseverancia, firmeza, cordura, pasión y unas buenas partes de buena estrella, en su objetivo. 
El principiante puede conseguir metas externas pero en un cierto momento, comprenderá, que sus mayores logros serán sus metas internas y eso se llama veteranía, transformándose en  una forma de  existencia.

Hoy desde esas fotos, han pasado 39 años de mi vida. Muchas veces 100x100x100…
  
Viví su escuela, educación, enseñanza “aprendida”. Con menor o mayor acierto aplicada. 
  
Incomprendida o comprendida, en sus manifestadas expresiones. 

El relato general de esos días quedo en los cuadernos personales, en los depositados en el Centro Andino Buenos Aires, Parques Nacionales, Centro de Investigaciones Universidad de la Plata en donde se acompañaban con las muestras sistemáticamente recogidas, de donde surgieron descubrimientos de  tecamebianos no clasificados hasta ese momento (También era clasificada como una expedición científica). Hasta una revista de montaña detallo esos días y de los que nos aventuramos en esas tierras, fue el:”Centro

Cultural Argentino de Montaña”- Octubre2013-Exploración a las Cascadas Escondidas La aventura de expedicionarios en los años 1974-1975 (culturademontania.com.ar).
  
Sé que hubo un antes y un después, para siempre, en mi. 

Quien pretenda solo conquistar montañas y océanos se habrá olvidado que solo les ha sido permitido

transitar por ellos. Nuestros tiempos son ínfimos, comparados con los suyos.

Poco habrá aprendido, quien pretenda conquistar sin saberse conquistado, poco habrá logrado.

Claro que esa es solo mi personal opinión.  

Una foto de cien golpes me recuerda donde bebí, en un ojo de un manantial inagotable, un elixir eterno.


Jorge Richter -Valencia(18-04-14)

RISA DE BEBE

RISA DE BEBE
En el reducido grupo de personas reunidas, en amena charla. Una es de muy avanzada edad. Sigue con atención la conversación general. De la ocurrencia relatada, por uno de los presentes, por el tema de una anécdota, le surge una sonora sonrisa, al igual que a muchos de los presente.
Unos observan su alegría y continúan con sus diálogos de forma casi inmediata. Común a todos unas miradas cruzadas de condescendencia, por la risa del anciano.
A  este grupo heterogéneo, social y en género, es decir, compuesto por hombres y mujeres, se suman unos miembros más.  Son un joven matrimonio, trayendo consigo por compañía, la de un bebe y otra niña de pequeña edad, caminando tomada aún de la mano de sus padres, aunque con andares independientes, y nada tímida, curiosa en su manera de indagar con su mirada.
Las mujeres se abalanzas sonriendo, para admirar el bebe y dialogar de forma rápida con la joven madre, tapándose por momentos, las preguntas formuladas, las unas a las otras.
De forma similar, tantos unos como otros, mencionan los parecidos,  cualidades y similitudes, con sus jóvenes progenitores.
“La sonrisa de un bebe nos resulta graciosa y divertida”
La sonrisa de un mayor, ya anciano, que en si misma lleva muchos años de sonrisas de niño, la toleramos diplomáticamente, solo la toleramos.
¿Será que colectivamente ,soportamos muy bien, la ilusión de la inocencia. Producto de esos primeros pasos, simples andares del penitente, en las huellas de su vida?.
Y no la desfachatez, de quien aún la conserva, a pesar del tiempo, a pesar de su vejez, y  atrevidamente  la expone. Tras haber dejado, en su andar, sus propias huellas  marcadas, en la húmeda arena, donde las olas terminan, lamiendo con su espuma la playa borrando las mismas.
En la hipócrita playa Pública, del Golfo de la Vida.

JR-05-12-11

ORO

ORO
Y Dios Dijo:
“-Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen los peces del mar, las aves del cielo, los animales, domésticos y todos los reptiles.
Y creó al hombre a su imagen; a imagen  de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.
(Génesis 1,26/27)
“En el Edén nacía un río que regaba el parque, y después se dividía en cuatro brazos:
El primero se llamaba Pisón y rodea todo el territorio de Javilá, donde se da el oro; el oro del país es de calidad, y también se dan allí ámbar y ónice….”
(Génesis 2,10)
Claro que:
“Hablando estrictamente,  el Ámbar no es un cristal en absoluto. Es resina de árbol solidificada y fosilizada. Tiene intensas conexiones con la tierra y es una piedra que asienta las energías superiores...De procedencia mayoritaria: Gran Bretaña, Polonia, Italia, Rumanía, Alemania, Myamma (Birmania), Dominica. De color Marrón dorado o amarillo, la verde está coloreada artificialmente.  En su resina puede tener insectos o vegetación atrapados dentro de diversos tamaños.
El ónice otorga fuerza. Proporciona apoyo en circunstancias difíciles o confusas y durante periodos de enorme estrés físico o mental. Conectando tú energía y alineándola con el poder superior, permite acceder a la guía y a la conexión con la totalidad…Ayuda a aprender las lecciones..Colores: Negro, gris, blanco, marrón, amarillo, rojo. De mayoritaria procedencia : Italia,   México, Estados Unidos, Rusia, Brasil, Sudáfrica….”
(Biblia de los Cristales- Judy Hall-)
Y claro está pendiente queda el  “Aurum”, del latín: Brillante amanecer. “AU” u “ORO”, elemento químico de número atómico 79, que está ubicado el  grupo 11 de la tabla periódica. Es un metal precioso que alcanza su 100% de estabilidad con 118 neutrones.
Este metal se encuentra   normalmente en estado puro, en forma de pepitas y depósitos  aluviales.
Atribuyen su origen a dos posibles sucesos:
El de ser un elemento que se crea  gracias a las condiciones extremas en el núcleo colapsante  de las de las supernovas. Cuando la reacción de fusión nuclear cesa, las capas de la estrella se desploman sobre el núcleo estelar comprimiendo y calentando la materia hasta su fusión…
O el posible origen a partir de las altas temperaturas y presiones que se dan en el interior de la tierra y se trasladan a la superficie a través de las fallas de la corteza (poco probable según fuentes).
Se ha empleado siempre como valor de pureza, distinción de valor, mercantil, realeza, medicinal, etc.
Actualmente está comprobado que es químicamente imposible convertir metales inferiores en oro. De modo que la  cantidad de oro que existe en el mundo es “constante”.
Entre las opciones que brinda en aplicaciones radica la que ejerce funciones críticas en comunicaciones, naves espaciales, motores aviones de reacción, alta conductividad eléctrica, infrarrojos, etc.
(Wilkipedia)

En estas líneas cierro los libros y fuentes que la curiosidad me llevo a indagar y retomo el pensamiento sobre un programa tipo documental que vi en la televisión sobre la antigüedad de la explotación de minas de oro en distintas culturas de la historia, muchas de las cuales se pierden en los tiempos de  los orígenes del hombre.
Una vez más ese cóctel que se forma entre puentes de ideas e informaciones cruzadas.
Como especie sabemos ya por los científicos que llevamos partes de compuestos de cromañón, neanderthal, y otros restos en nuestra cadena biológica.
Que ni todo es blanco, ni todo negro. Y que los grupos evolutivos pudieron tener diversos orígenes en la tierra. No me extraña nada  ya. Cuando veo  tantos niños que  nacen de fecundación artificial o incluso ultra-uterinos, y eso en otro tiempo podía asociarse con otros factores que no los científicos.
En mi mente visualizo  las imágenes vistas a través de los grabados, las  leyendas, con el retumbar en el silencio del universo, el eco cósmico, los orígenes del hombre. 
¿Y si fuéramos  producto de un análisis de laboratorio, como indican algunos?
Si solo fueran inicialmente predispuestas una especie afín, para que este sujeto de laboratorio, magnificara  toda su  vida, dentro de su grupo, clan, luego aldea, civilización, reabsorbida por otra civilización posterior, entrelazadas y esparcidas por el planeta.
 ¿Cómo se produce  el reconocimiento del oro como absoluto en propiedades, de forma constante y  milenaria?.  Sin importar el continente de hábitat en el Planeta Tierra.
 El interrogante me continúa rondando…  Esa creación a nuestra “imagen  y semejanza”, de similitudes amplías en tantos relatos, esa descripción de solo dos cristales asociados con el oro.
¿Y si el hombre en su evolución o posterior desarrollo se olvido la importancia atribuida a los otros cristales?
 ¿Y si, con su naturaleza de evolución egoísta o egocéntrica como especie, dejo de lado la comunicación y solo opto por el poder del oro?.
Se daría que la frase surgida en una charla de amigos toma valor.
“El hombre como especie, cambio el adorar al becerro del oro por el oro del becerro.”
Si  ese tiempo ya produjo un enojo de relatos bíblico que produciría lo demás.
Suponer que  el hombre o muchos de ellos tienen como imperativo máximo y de sus vidas, atesorar   fortunas, toneladas de fortunas en “ Oro”.
Apiladas hasta formar plataformas que no pirámides, hasta que no que todo lo posible sea extraído de la tierra. Para estar  acumulado, protegido pero transformado, esperando, aguardando…
Generaciones tras generaciones, unos a otros se  mataron, saquearon, destruyeron, arrasaron por el solo hecho de apropiarse del preciado metal. 
La dignidad como miembros de una  especie, despreciada, el bienestar de sus miembros olvidados, pisados. Todo por el poder. Reflejado en el  metal más precioso,  perfecto,  el “AU”  con  su propia filosofía de ansias de búsqueda y posesión.
Lo gracioso de todo esto sería: que cuando toda está faena este resuelta y desarrollada por los esclavos pre-seleccionados, cuando todo esté concluido. La gran sorpresa se presente:
A forma de “nuestras imágenes y semejanzas”,  y sin siquiera  dar un gracias. Lo arrebaten todo  desapareciendo  en algún paraíso fiscal intergaláctico.
De entre el caos imperante surgen algunos gritos desgarrados  de  los aún agonizantes  humanos, pre- elegidos mortales:
 ¿Cuál fue el motivo de tal desprecio  con  arrebato?... estertores en lamentos y llantos.
Situación que dejo sin premio alguno,  con una  única  respuesta. La sucesión de  destrucciones masivas  por la oposición de entregar todo lo  acumulado del  preciado metal, custodiado.
Del todo una  única respuesta  surgió  con fuerza desconocida, un mensaje resonando dentro de  cada cabeza de hombre, mujer o niño viviente:
 “No debíais haber olvidado mantener la comunicación con vuestros orígenes en el  universo,
No debías nunca haber olvidado la comunicación entre todos los seres”.

Y una vez más en los antiguos escritos y leyendas, se encuentran respuestas a un tiempo del cual solo en el futuro se  aclara parte de su misterio. Ni todo, ni todo es negro, más bien de la nada es todo y del todo la nada.
Jorge Richter

Valencia 24-05-13

Jack Lemon –Cronicas 1-

Jack  Lemon –Cronicas 1-
Jack Lemon se adentraba en  el vestíbulo o mejor dicho en los patéticos restos de lo que en otro tiempo había sido el lujoso y gran vestíbulo del “ Hotel Conquedor”.
Su personal  aspecto indicaba su estado físico, hasta por su andar se notaba que la pequeña mochila que siempre solía llevar le pesaba más de la cuenta. Sus ropas, mezcla de un  estilo propio, tan apto para a una situación normal como para otra no tan urbana, clamaba ya por una buena limpieza, y su persona por una reparadora ducha y descanso.
Jack Lemon esperaba y deseaba, mentalmente, mientras daba esos pasos hacia el mostrador que cuando llegara a la recepción, apareciera el encargado de turno, y no tuviera sorpresa alguna con una frase como un: “Lo siento Señor pero hemos tenido que cambiarle la asignación de habitación por obras o  un lamento informarle que el suministro de agua está interrumpió y el de la luz también”.
No. Ya no tenía ni ganas ni fuerza para escuchar eso menos aún con las horas que llevaba desde la mañana recorriendo las polvorientas calles de la ciudad, entre muros derruido, destrozados comercios, residuos podridos, restos de  plástico y periódicos revoloteando libremente por el viento cual aves artificiales de nueva estampa callejera.
Solo esperaba tender la mano, recibir su llave, dirigirse a la habitación, descargar su material periodístico, relajarse bajo el correr del agua, para  luego ordenar un poco sus ideas y bajar al comedor  para poder disfrutar (como aún solía decirse);  aunque  más apropiado sería: comer algún resto sorpresa del cocinero, acompañado con una cerveza fría o caliente, dependiendo  si  a la nevera le  falló la fuerza.
Tendió la mano al recepcionista, este lo reconoció de inmediato, solo por su vestir no era difícil ya hacerlo  a la distancia. Extendió  la mano y  recibió  la llave de su habitación, con gran suerte sin siquiera el mínimo comentario de ocurrencias negativas. Alivio, alivio es lo que sintió, exteriorizado a través de una expiración  extra de  sus pulmones.
En otro tiempo la llave era una tarjeta magnética, mero adorno hoy pendiendo de un extremo. Los reiterados cortes de fuerza con continuos apagones  terminaron por hacer adoptar  nuevamente las  convencionales cerraduras recuperada de los viejos almacenes de materiales de los sótanos.
La iluminación del  salón aunque era muy escasa dejaba percibir como sombras chinescas los perfiles y figuras de quienes comentaban sus personales situaciones, futuros proyectos de soluciones de partida,  si aún tenían la oportunidad de ello,  proyectos,  negocios con los  sueños se mezclaban entre esos murmullos de descoloridas paredes y vetustos sillones.
Se conocía aún como un  restringido hotel de nivel, comparado con los aún  existentes,  no obstante   se podía percibir la falsa situación enmascarada. De lo que un día fue y hoy es. Paredes con humedades y pinturas descoloridas, grietas, óxidos, escasa iluminación para disimular aún más todo el espacio.
Más ese temor colectivo humano, reinante, un estado que se palpa, se  expande y hasta casi se huele. Momentos en los cuales  ni escuchando algún sonido en el aire, se  atrapa  un algo distinto. Algo  impregna aceitosamente a todo el entorno, al tiempo que a las personas.
A cada paso era más evidente como se infiltraban en los diálogos las informaciones que se nutrían de tal o cual recién llegado, producto de estos restos humanos andantes, aún privilegiados, sobre los millones de  desplazados que se iban acercando lentamente a las proximidades de estas  ciudades que permanecían en pie, aunque solo quedan como el resultado de una grotesca broma actual comparadas con su pasado. Sus  nubes permanentes de polvo gris envolviéndolas,  manteniéndolas aún  distantes  de los litorales de costas cambiantes, con su pausado y  continuo aumento de nivel de aguas. Prometiendo  sumergir en el silencio una tras otras a eso círculos negros con nombres fijados una vez en los mapas de algunas carreteras.
La naturaleza ya había brindado su masivo anuncio, produciendo cortes de suministro eléctrico, de gas, comunicaciones,  nubes volcánicas, deshielos, etc. cada vez más periódico, extensos y peligrosos.
Cuando se disponía a subir  los primeros escalones de la escalera central para dirigirse a su habitación en la tercera planta, una voz le sonó familiar, provenía del grupo de sillones dispuestos a la derecha,  entre el mármol que delimitaba la escalera y la distante pared que limitaba uno de los lados del comedor. Detuvo su paso y escudriño entre la penumbra de las luces.
Indudablemente cuando  la voz volvió a resonar entre otras, la reconoció. Estaba ubicado sentado mostraba su nuca y cabeza,  el perfil  lo confirmaba. Era él.
Decidió descender los escalones y dirigirse a su encuentro. No hubiera esperado encontrarlo en este entorno, al menos de momento. La última vez que se encontraron y había sido invitado a su fiesta particular, actuaba como anfitrión el lujo, las galas, los placeres abundaban como siempre que pretendía divertirse a lo grande y lo era. El cómo conocido de sus años de juventud, era en ocasiones  invitado y otras como un cronista oficial, para proyectar sus ambiciosas pretensiones de política  y sociabilidad en los más altos niveles.
Al detenerse a escasa distancia, no pudo producir otra reacción que la concentración de las miradas de todos aquellos que le rodeaban. Para su mayor desconcierto las distintas facciones se fueron convirtiendo bajo la amarillenta luz en caras todas y cada una de ellas muy reconocibles.
-Bueno, bueno , que sorpresa Jack… dijo Bill Britges , al girar la cabeza por la reacción del grupo,  continuó sentado en su sillón al tiempo que lo escudriñaba de pie a cabeza.
-La sorpresa es mía. Fue la respuesta de Jack, mientras se aproximaba al encuentro de una mano extendida para ser estrechada.
-Jack. En que  lugares   habrás estado para encontrarte  y  verte así. Aunque a  decir verdad, eso es más propio de ti.
-Te presento a …estaba diciendo Bill, señalando a cada uno del grupo que formaba el circulo reunido. Cuando fue interrumpido por Jack.
- Nos conocemos. Al tiempo que estrechaba la mano de cada uno de ellos,  EDUARDO PLANA, MARC  ZUCARILLO, DAVID SERCAM, JAMES BURGER, SUSANE ROTH.
-Lemon .. o Hola Jack. La más corriente de respuestas recibidas, entre cruce de saludos.
Una vez más fue Bill Britges quien le dijo:
-Siéntate un momento con nosotros, señalándole un lugar libre entre uno de los sillones, si por favor fue la respuesta de otros, como un eco.
No valían las escusas disuasorias empleadas del polvo acumulado, el cansancio y el hambre. Por un lado la curiosidad como corresponsal de saber ¿por qué? , estaban todos ellos ahí fue mayor. Después de todo “las mejores situaciones para una crónica periodística, pueden surgir en los momentos más inesperados”.
Tras la primera bebida servida por el camarero, el flujo de preguntas a sus experiencias e impresiones actuales  por sus andanzas por el entorno y extrarradio, no se hiso esperar, Jack entre sorbo y sorbo no escatimo detalle alguno de la misma, aunque estaba convencido que ellos ya conocían o intuían la mayoría de los hechos.
Entre comentarios y comentarios que se correspondían se reflejaba cada vez más  los rostros ensimismados, marcados, con  gastadas arrugas en  todos ellos a pesar de las diferencias de edad, reflejos que se acentuaban con sus escasos diálogos, faltos de vitalidad.
Más parecían el comportamiento colectivo adecuado de un primitivo grupo reunido entre las sombras proyectadas por una hoguera en la noche de una cueva de esos, sus primeros  habitantes, observando un inexistente cadáver de uno de sus principales guías, que la reunión de los que en otro tiempo fueran primeras figuras de la representación y ostentación de la riqueza mundana.
Fue esta observación la que llevo a Jack a lanzar la pregunta al grupo de una manera simple y directa.
-Y vosotros ¿Que estáis haciendo reunido y alojados en este lugar?  Me resulta extraño con vuestras posiciones económicas encontrarlo a todos en este Hotel. Todos vosotros (recalcó) sois partes de las grandes fortunas… producto de las tecnologías, políticas financieras, deportes, medios de comunicación, corporaciones alimentarias. Mientras pronunciaba sus palabras Jack  dirigía   su mirada a cada uno de ellos en particular, con el conocimiento otorgado en los años de profesión,  entrevistas artículos periodísticos, ejercidos en su vida.
Fue James Burger, quien respondió de forma casi inmediata, en tono pausado.
-Sabes…(Realizo una gran pausa JB)… confirmas hace unos momentos como los hechos, muchos de ellos naturales se van sucediendo a un ritmo precipitado.  También conoces los movimientos imprevistos que las leyes supuestas de mercado y por mucho tiempo dogmáticas, acentuaron los cambios, especulaciones, masivas explotaciones, etc.
Algunos de nosotros podemos decir que nos brindaron la oportunidad las herencias familiares de pertenecer a esa minoría que en un tiempo se llamó el 1% del resto.
Otros se establecieron en esa posición por suerte de la vida o condiciones personales que el mercado valoraba como producto comercial potencial, sea artístico o deportivo y por ello los encumbraron. –Continuaba James, con su pausado y monocromo tono hablando-
Sabes Jack que una condición como las tormentas solares basta para destruir el potencial de ciudades, naciones y fortunas, por cierto.
Lo que puede que no sabes, a pesar de tus informantes, es que a todos y a cada  uno de nosotros nos afecto un punto que hoy parece ridículo y tienen un factor en común.
Nuestras propiedades e influencias se extendían por el mundo, en mayor o menor grado, influenciando directamente sobre Estados y Poderes. Algunos artífices de este supra nivel todo poderoso, amos y todopoderosos, alimentaban sus fortunas creando enfrentamientos, generando mayores riquezas a cada confrontación lograda , incitando a los violentos a través de los mismos violentos, no son los que hoy se encuentran aquí entre nosotros, aunque tal vez los veas cruzar esa misma puerta un día de estos. Algo teníamos todos en común.
-Cierto, subrayo, Susane Roth mientras avanzaba un trago de su copa.
 James continuo tras esa  pausa hablando:
-Todos teníamos nuestro o nuestros propios puntos independientes y seguros de almacenamientos, por decirlo de alguna manera nuestras cajas de seguridad internacionales. Por unos y otros respetadas, ese punto geográfico de respeto total. Donde los enfrentamientos se daban fuera, nunca en el ámbito común. Los llamados “Paraísos fiscales”. El acuerdo de lugar en común, lugar en el cual el transcurso de la historia los  sitúa fuera de toda confrontación; incluso entre aquellos que en el teatro de la representación mundial simulaban ser enemigos irreconciliables.
Marc puede decirte como una simple tormenta solar de amplía magnitud enloquece a una sociedad en un par de semanas, sociedad que altamente dependiente se convirtió de un simple   estado de ON –OFF.  La locura desatada cuando todo se bloquea, descontrola al individuo. Siempre dependiendo de la cultura del entorno, el estallido social igual en mayor o menor tiempo aparece.
Lo que no estaba previsto en su magnitud fue que ante la reacción de millares de individuos desplazados, algunos de ellos dejaran de identificar a las grandes potencias,  estados, países e individuos sean estos aliados o no como responsables primarios y pusieran sus miras en esos pequeños y gigantes  “Paraísos”.
 A algunas de estas  Islas de Franco puerto de capitales internacionales, la naturaleza del mar  contribuyo además con su propio desequilibrio.
A las que por su altitud, su ubicación las convertía en privilegiadas, el corte masivo de suministros eléctricos constantes no permitió responder a las demandas de confianza de los depositantes. Si a todas estas situaciones añades las masivas expansiones de infecciones producidas por esos brotes obtenidos de cepas virales activas obtenidas de las epidemias surgidas en oscuros y recónditos lugares del planeta, por algunas denominadas como pruebas de protocolos mundiales de actuación sanitarias.
 Pruebas en las que nunca se pensó  que un día se tornarían sobre las poblaciones más estables, tranquilas, sofisticadas, y con las rentas más superiores por habitantes a nivel mundial. No obstante vulnerables, muy vulnerables por haber sido elegidas como lugar reservado de disputas. Santuarios de Capital.  Hasta un tiempo y un momento, a partir del cual ni rastro quedan de sus habitantes y con ellos se origina el segundo caos, el de baluartes económicos. Como todo Paraíso Perdido, lo que queda es una situación desbastada dispersa que se suma a la potencia de las fuerzas  naturales.
Hoy aún estamos aquí, aún tenemos está realidad. La que se aproxima sea  kilómetros o cientos de los mismos ya no nos pertenece. No controlamos ni su dirección ni su fuerza. Muchos de los que conocimos no soportaron la presión y optaron por poner fin a sus días.
Tan simple Jack Lemon como que los más poderosos financieramente, y que en un tiempo optamos por los Paraísos Financieros, no optamos al unisonó  por  mantener los Paraísos Terrenales. De las creencias de cada uno dependerá el esperar ser reconocidos y disfrutar o no de otros Paraísos fuera de este mundo.  En este solo nos queda está latente amargura que lleva subir, estar y ya no  permanecer en la cúspide del Olimpo Humano.
James Burger, realizo un gesto de brindis con su copa a los presentes la acabó hasta el fondo y poniéndose de pie desapareció en la penumbra.
Jack Lemon miro a los ojos a  Bill Britges, donde encontró la misma ausencia de vida, tal y como aún resonaban en las palabras escuchadas. Con respeto agradeció la invitación y también se retiró.
Percibía  y aguardaba mientras se dirigía a su habitación, la sensación de dejar correr hoy que podía el agua de la ducha sobre su cuerpo. Sabía que le quitaría, las cenizas, el polvo,  la mugre que a otros ya no podría quitar.
Jorge Richter
Valencia 17-08-12


Jack Lemon y la lata isotónica.

Jack Lemon y la lata isotónica.

Las oxidadas y dobladas barras de hierro, danzaban retorcidas entre tonos de color gris, gastados y carcomidos. Sucios vestigios de los restos de lo que fuera un puente. Como aprisionada  entre tanto abandono, evocando una  patética música dodecafónica estructural,  los restos de lo que fuera, otrora: aún permanecía un brillante y luminoso envase metálico de una bebida isotónica. Corroído, con derramadas similitudes de fistulas hediondas de sangre seca.
Con las manos en los bolsillos, la solapa gastada y levantada, Jack alargo su paso, el aire irrespirable casi, con esa niebla que todo lo cubría, ocultando las descascaradas fachadas  de los deprimentes edificios circundantes. Pretendía apartar, “esa”, imagen, como impulso automatizado por un recuerdo, que controlando su mente y cuerpo, lo intentaba llevar más rápido a ese encuentro acordado. El motivo no resultaba lo importante, la asociación con el pasado sí lo era.
Décadas atrás, entre sus encargos, figuraba aquel que lo llevó al continente origen de tanta vida y muerte.
La muerte…- pensó Jack- , se asocia con negro y debería asociarse con el gris, que eternamente envuelve y no ciega. Como la niebla.  Ahora le retornaban las imágenes.
Sortear los controles no le resultó tan difícil, menos de los que esperaba. Lo que nunca imagino es que se encontraría en lo que parecía ser un mercadillo de tenderetes en una macabra relación asociativa . Ahí estaban,  los propios del lugar, los otros y los de más allá, de todos los colores. La subasta de la muerte se entregaba a danzar por doquier.
Danzaban los restos de cuerpos, danzaban de aquí para allá.
Unos compraban para crear el caos en plenas ciudades con la cuales se encontraban enemistadas. Otros para  observar un efecto financiero, producido en las islas de unos Paraísos Fiscales, obteniendo con ello  un aún mayor poder si cabe, en los propios. También los que ciegos de tanta barbarie no dejaban de pensar lanzarlos entre muro divisorios. Próximos. Demasiado próximos todos ellos, más… de lo planificado. Demasiados compradores, de cuerpos,  de  miembros, de muestras o células. Demasiados.
Como tantas otras cosas, los negocios de unos  días se transformaron en quiebras y pesadillas en los siguientes. Ya en los 70 del siglo XX, recordó, el  aviso de su potencial peligro se contuvo.
En el “bazar de los cuerpos”, la ambición de poder fue mayor y a su vez menor. Dual combinación. Los cadáveres de la cepa mortal cotizaron en el mercado. El ébola adquirió valor propio.
Cruzado el puente  entre la niebla un par de ratas cruzó su camino, hubiera preferido haberse encontrado con un gato, aunque fuera negro, como en otros tiempos.

Jorge Richter -08/04/14

martes, 11 de junio de 2013

Hoja Invernal


HOJA INVERNAL

Murmullos, murmullos, altos y bajos de tonos, que mis oídos no logran traducir como frases encadenadas  e identificadas por mi cerebro.

Sonoridad de voces en la cúpula de la cafetería de la 8ª planta. Reducto de mis escrituras algunos días, de lectura otros, ocio o simple planificación semanal.

Primeras horas de apertura matinal, buscando, poca gente. Pocos clientes.

Mesas vacías y vistas al espacio en la distancia, al cielo, montes, mar.

Vuelco letras sobre el papel intentando formar un hilo como el de una araña, para atrapar, alguna vez, uno de esos tantos pensamientos que se me escapan y saltan de la mente al vacio. Algunos, mejor decir muchos se pierden sin forma, aunque la tengan antes de partir, otros intento atraparlos antes de perderlos y escasamente algunos pocos, poquísimos logro retenerlos un momento. Es ese el momento en que corriendo va la idea a la ejecución, aguardando con ilusión que no se volatilice en el camino antes de quedar reflejado entre tinta y papel.

Si en mi veloz intento no lo logro  caigo y ellos conmigo, y se desparraman como trozos de un ánfora conteniendo cristalina agua  al estrellarse contra el suelo. Sus pedazos dispersos, ya su líquido se filtra y absorbe la tierra. Ya se fue.

En un momentos así, como el ahora, quisiera llegar a esa etapa final. Dejarlo en un escrito como una hoja de papel, hábilmente plegada y transformada en  avión planeador y soplar, soplar, soplar para lanzarlo al espacio. Transformado de ánfora en avión. Transformado de capullo en mariposa, aunque su vida también solo sea de unas horas.


“Sol de fría mañana de invierno

permite a una hoja agitarse en el agua del estanque,

retenida aún por la nocturna escarcha que la desea.”

Que haría la esclava hoja, si manos tendría.

Que haría la escarcha si hielo no sería.

Que haría la libre hoja, si más se agitaría, tal vez navegar llevada por la corriente y la brisa, hasta donde nunca sabría cuando moriría.

JR- 15-02-12

sábado, 8 de junio de 2013